¿Sabías que…?
El primer gateo de un bebé, por norma general, suele comenzar entre los 8 y los 10 meses, según la Asociación Española de Pediatría. Pero más allá de la adquisición mecánica del proceso, gatear es crucial en el desarrollo cerebral y sensorial porque estimula conexiones neuronales clave en el desarrollo: es decir, que aprendemos a pensar caminando.
Esta mañana, encontré un pingüino junto a la silla del despacho. Estaba solo cuando siempre le acompaña un oso polar. Los dos son de madera y tienen la base redondeada para poder girar cuando los colocas sobre la cajita de música de Gala. ¿Cómo había llegado hasta ahí? Lo dejé en la mesa, junto a la figurita de una maiko que no ha dejado de bailar desde que la trajimos de Japón (¿hace ya seis años?) y me puse a escribir, o a intentarlo.
Hacía tiempo que no escribía nada en esta newsletter. El tiempo nunca alcanza, menos compartiendo la crianza de dos niñas pequeñas: Cris y yo achicamos aquí y allá, tratando de que la nave no naufrague. Pero varios elementos se han alineado para, una vez más, servir de disparador creativo. Por orden de aparición:
1. Estos versos de Ramiro Gairín1 me atravesaron la mañana del 7 de enero
"ese tiempo en que tratas de dormir,
de mantener dormido
—si acaso hubo suerte—
en los brazos a un niño, paseando
por una casa a oscuras.
Y nunca será tan tuyo un espacio,
una fuerza, una estela, la sombra
de un álamo de tiempo…
Ni pertenecerás tanto a un hogar."
Recuerdo que, al ver este piso por primera vez, pensé que el pasillo era demasiado largo. ¡Qué desperdicio de espacio! Y lo era. Tuvieron que llegar Lea y Gala para darle sentido: el ir y venir con ellas en brazos y la casa a oscuras, tratando de que se duerman; los primeros pasos vacilantes de Lea (y, espero, los de Gala, cuando lleguen).
Sé que nunca perteneceré tanto a un hogar como este, aunque no sea nuestro, aunque a veces esté más desordenado de lo que nos gustaría, o encuentre pingüinos perdidos en el despacho, juguetes en el lavabo o imanes que Gala ha desenganchado sin que nos demos cuenta del frigorífico en el suelo de la cocina.

2. La cuadragésimo novena entrega de Solaris, la fabulosa newsletter de Jorge Carrión, nos dejó pensando acerca de la aceleración del tiempo.
“Se suceden los cumpleaños de mis hijos, las vacaciones, las promociones del máster, las columnas, los trabajos, los días con sus noches. Sin darme cuenta, la nevera vuelve a estar vacía, es lunes de nuevo, tengo que regresar al Mercadona. Un desastre.”
En pocos días, celebraremos el cuarto cumpleaños de Lea y no sé muy bien cómo es que hemos llegado hasta aquí, y siento amor, y siento tristeza, por todo ese tiempo que se ha ido y por todo el que se irá, por todas las neveras vacías y todas las carreras por los pasillos del Aldi que, estoy seguro, añoraré algún día.
3. WhatsApp de mi madre ayer a las 8 de la mañana.
“Buenos días. Felicidades del papa y mías a la Gala. Hoy hace 9 meses, cómo pasa el tiempo 😘😘😘😘”.
El mensaje ha llegado oportuno, como si ella supiera que en ese justo momento estaba tratando de escribir este boletín, la undécima (y milagrosa) entrega de “Cuando seas padre... comerás huevos” (no se me ocurrió mejor título, lo siento).
“Cómo pasa el tiempo”: esa frase, tan breve y tan sencilla, dicha por ella, imaginada en su voz, me ha paralizado como la más magistral de las últimas frases de la literatura universal. Porque me he dado cuenta que, pese a todo, aún no tengo ni idea de lo que supone la verdadera esencia efímera del tiempo. He pensado que llegará un día en que me sorprenderé por toda la vida pasada, como el que se sorprende extraviado en mitad de una calle de una ciudad desconocida y se pregunta cómo ha llegado hasta ahí.
Caminando por un largo pasillo…
📚 El libro
La primatóloga Sarah Blaffer Hrdy rastrea en El padre en escena. Una historia natural de hombres y bebés (Ed. Capitán Swing) la historia de la crianza masculina. "Los hombres que cambian pañales se transforman". Cuando a finales de los noventa, llegaron los resultados de unos análisis de sangre realizados a unos hombres totalmente implicados en la crianza de sus hijos, descubrieron que los niveles de prolactina, la hormona que regula la producción de leche en las glándulas mamarias y el apego materno, habían subido también en ellos, mientras que la testosterona, asociada a la competitividad y la agresividad, caía en picado.
💻 Las redes
Dani Farràs Berdejo tiene una newsletter que me ENCANTA leer sobre crianzas porque siempre me saca más de una sonrisa: es Papambtomaquet. Os podéis subscribir aquí.
🎞️ La pantalla
Tardaron 12 años en rodar Boyhood (2014). Dos horas de peli para ver cómo van creciendo, envejeciendo, y cambiando los personajes, y vernos reflejados en ellos. Todo normal, incluso, convencional. En definitiva, como la vida misma.
🎶 La canción
En fin, querid@s, que hay un tiempo para todo, ¿no? ¡Hasta la próxima entrega!
Carreteras que brillan en el bosque (Reino de Cordelia)